A fecha de hoy, 23 de abril de 2020, no creo equivocarme, todos vemos la continuidad de nuestros negocios con una perspectiva pesimista.
Pero Ud y yo que no dependemos de que un tercero nos pague o garantice nada, sino del resultado de nuestro trabajo, sólo tenemos una salida, que es seguir. Con poco o muchísimo daño, con ganas o sin ganas, con dinero o sin dinero, pero lo cierto es que la mayoría de nosotros no tenemos otro sitio a donde ir. Y probablemente tampoco de tenerlo quisiéramos irnos.
El dinero que llegue de ayudas públicas poco va a hacer realmente por Ud, con suerte y mi opinión como mucho le permitirá refinanciar deudas y poco más. Esto a su banco le encantará, porque cambiará previsible morosidad por créditos garantizados.
No podemos esperar que venga nadie a salvarnos, nunca lo han hecho y nunca lo harán. Y en mi opinión mejor que ni lo intenten, porque de hacerlo, al no haber para todos, sería una alteración total del mercado. Donde la continuidad del negocio no será para el mejor en su trabajo, ni para el más hábil y mucho menos para el más trabajador o aquel que lo merezca, sino para aquel que se mueva el primero… Si Ud. espera algo de estas ayudas, no espere a que se lo ofrezcan, busque ya el asesor que le pueda ayudar a conseguirlo.
Además, yo soy de la impresión que los negocios familiares y las empresas y menos las pequeñas empresas no se salvan con dinero que traiga deuda de muy difícil o imposible amortización, se salvan ellas solas compitiendo en el mercado. Esa es la razón de ser empresario. Quiero decir que mejor establecer bases regulatorias y fiscales para que el mercado exista, para que sea justo, para que venda el mejor.
La mayoría de nosotros hemos empezado casi sin un duro. Sí antes había duros y pesetas que curiosamente valían muchísimo más que ahora. Y con poca o nula idea de donde nos estábamos metiendo. Hemos pasado momentos en los que los últimos que hemos visto algo del resultado de nuestro trabajo hemos sido nosotros, después de pagar, impuestos, a proveedores, alquileres y sueldos y todos nuestros errores. Pero todos los que tenemos un negocio propio hemos convertido los errores en una experiencia muy valiosa, hemos ganado con el éxito el respeto de nuestros empleados, clientes y proveedores y hemos convertido cuatro duros en algunos euros.
No sería lógico, tirar todo eso por la borda cerrando ahora nuestros negocios. Si definitivamente ya no queremos o no podemos seguir con el negocio y antes de cerrar, cerrar es asumir tanto la perdida cómo el coste del cierre. Es mucho más razonable continuar con el negocio, dándole un valor de supervivencia que en un plazo razonable nos permita venderlo.
Por otro lado, poner un negocio a la venta, sin más y a la desesperada en el momento actual, no nos va a garantizar ni su venta, ni mucho menos una venta por el precio que podríamos obtener por el negocio si ese proceso de venta se hubiera hecho bien.
Si queremos vender el negocio en los meses venideros debemos trabajar ya en una buena estrategia y documentación de venta, sobre todo comercial y financiera, que incida tanto en el valor que ha tenido y tendrá el negocio en una situación de normalidad, como en su capacidad para superar cualquier otra crisis futura que nos pueda acontecer.
Si este es su caso y no sabe por dónde empezar, póngase en contacto con nosotros, mariano.fernandez@b4gs.es por darle una opinión o algunos consejos ni le cobramos nada ni le obligamos a nada. Y si decide contratarnos para vender su negocio, tenga la certeza de que conseguiremos para Ud interesados con los que poder negociar un precio y condiciones de venta realistas.
Finalmente y si antes hablaba de pesetas recuerde los billetes de 1000 pesetas «Y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde«. A mi personalmente este orgullo, casi obligación de raza, de que aquí no se rinde ni Dios, siempre me ha ayudado en toda mi vida de autónomo a superarlo todo y seguir.